La melancolía no es buena amiga.
Amarga como el café,
delicada como un vino añejo.
Sopor para hoy, resaca como tarea pendiente para
mañana. Los melancólicos son unos verdaderos artistas cuando se trata de morir
de pena. Pero en eso consiste, ¿no es cierto?.
En morir y renacer tantas veces
que perdamos la cuenta. Como un gato con veintiocho vidas.
Mátame de amor hoy y renaceré mañana. Así de majestuosa y
brillante es la vida.
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