Alas en la cabeza y cada vez más bocas, vacías de palabras, rechinando en los oídos. Y cada vez más gritos, insultos renovados, déficit de bocadillos, sobrecarga de circuitos en oriente medio. Y más ruido, ojos saturados de apetito de cualquier tipo. El monopoli en bancarrota, almohadas infieles, agujeros sin calcetines. Deudas de fe, ilusiones... que no nos quiten las ilusiones.
-Ayúdeme -le pedí.
-Dígame que la magia aún no se ha ido.
Sonrió, me cerró los ojos y me llevó a Imaginarium. Sin duda el mejor lugar del mundo.
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